(El Mercurio, miércoles 24 de junio 2020)
De áreas tan distintas como el logístico al branding, desde el agrícola al de estudios de mercado y tecnológico, se está coincidiendo en una cosa: el futuro incierto que pronostica una larga convivencia con el COVID-19 llevará a que se acreciente la producción nacional y el intercambio con países vecinos (nearshore).
Los consumidores, las empresas y países quieren disminuir riesgos y asegurar su abastecimiento. Esto viene a cambiar muy fuerte las reglas del juego de la globalización, mientras datos de Naciones Unidas indican que antes del inicio de esta pandemia, más de 820 millones de personas estaban expuestas a inseguridad alimentaria crónica (135 millones de ellas, en estado crítico). Según organismos internacionales, estos números podrían duplicarse antes de fin de año.
Bajo este prisma, la Inteligencia Artificial presente en las áreas de logística y cadenas de abastecimiento, deben recoger los datos clave y saber captar las nuevas reglas del juego, para reordenar el mapa de lo que la gente está queriendo. ¿Y qué quiere?
Sebastien Leroux, director estratégico regional de FutureBrand, consultora de marcas que trabaja con varios clientes en consumo masivo y retail señala que las personas han desarrollado un rasgo de auto-protección basado en la sensación de inseguridad por falta de conocimiento sobre cómo se trabajan los productos, los protocolos de higiene y seguridad de empresas o de la cadena logística que disponibiliza los productos.
“Esta sensación de inseguridad se incrementa con productos internacionales. Por ende, esto ha aumentado la demanda de marcas y productos locales, puesto que por cercanía generan más confianza y tranquilidad al conocer las exigencias del país. Sumado a lo anterior, están las Redes Sociales, por ejemplo, Instagram, que están potenciando los negocios locales permitiendo que las personas usen una etiqueta de “Compra Local”, dice el ejecutivo de la consultora de marcas.
Jorge Sánchez, VP de Blue Yonder Latinoamérica, empresa especializada en logística e Inteligencia Artificial, agrega que muchos países van a concentrar sus esfuerzos en tener una manufactura local, en vez de realizada fuera del país; la lógica de esta mirada es tenerla adentro, permitiendo un mayor control y aprovechando toda la potencia que le otorga el eCommerce. “Hay clientes que están estudiando estas variables; muchos estarán dispuestos a pagar un poco más para minimizar los riesgos, pero con posibilidades de asegurar el abastecimiento”, agrega Sánchez.
Joe Watson, experto en retail de la PMA, entrega una mirada desde el punto de vista de la fruta: “es difícil determinar ahora el reordenamiento del mercado global de exportación que se producirá post COVID-19. En su mayor parte, los proveedores han estado sirviendo a los mismos mercados que antes de la pandemia, aunque con menor volumen en algunos casos, o envíos retrasados debido a cuellos de botella en la cadena de suministro”.
Bajo este panorama -indica-, la trazabilidad es cada vez más importante para los proveedores, “casi una forma estándar de hacer negocios. Esto apuntalará a la seguridad alimentaria, la logística y la integridad de la cadena de frío”.
El retorno a lo local, como si de los años 70’ se tratase, se respalda con una investigación de Kantar: globalmente, el 65% de las personas es favorable a comprar bienes y servicios producidos en su propio país, aunque en Chile esta proporción es menor (38%). Globalmente, el 42% de los consumidores dicen que ahora prestan más atención al origen de los productos, y en hogares con niños, esto aumenta al 52%. Además, uno de cada tres consumidores dice preocuparse por poner su seguridad en riesgo cuando los productos provienen desde el extranjero.
La forma de abastecernos en el mundo ha cambiado para siempre. Y parece retroceder unas décadas desde el punto del “Made in…” (origen), pero con una eficiencia que solo la tecnología o la inteligencia artificial pueden alcanzar para satisfacer a una demanda gigantescamente superior en número y exigencia.